Hace algunos días estuvo en Santiago de Chile el
ex Alcalde de Medellín y actual gobernador de Antioquía, Sergio Fajardo, quien
expuso en el marco del seminario “Ciudad y Gobierno: de la Confusión a la
Solución”. Durante su gestión como alcalde de Medellín, disminuyó la
delincuencia y desde entonces la ciudad se ha ido transformando en un polo de
innovación y turismo. Para muchos arquitectos, esta ciudad ha significado un ejemplo respecto a cómo la redefinición de la arquitectura y
la recuperación del espacio público, pueden mejorar significativamente la
calidad de vida de sus habitantes, hasta el punto de disminuir los índices de
criminalidad. Sin embargo, fue grande mi sorpresa -o decepción- al leer
las declaraciones de Fajardo al respecto: “El cambio de la ciudad fue político,
no arquitectónico”.
Pero entonces, ¿no dependía de nosotros los
arquitectos la construcción de mejores ciudades? Al mismo tiempo que me
cuestionaba caía en cuenta de mi propio acto de soberbia muchas veces criticado
en otros colegas. No depende sólo de nosotros los arquitectos, ni tampoco será
la solución a buenas ciudades, un puñado de buenas obras de arquitectura. Debe
existir, por supuesto, un marco político que impulse el mejoramiento de la
calidad urbana y que instale en la ciudadanía la necesidad por alcanzar un
determinado estándar urbano y arquitectónico.
Si nos remontamos unas décadas atrás en la
historia reciente de la arquitectura colombiana, entre los años 40 y 60 se
desarrolló un período extraordinario que llevó a su diseño arquitectónico
obtener gran reconocimiento por su calidad. Sin embargo, las obras
arquitectónicas aparecían de manera aislada en el contexto urbano y mostrando
mayor énfasis en el diseño formal y de interiores, que en su relación con la
ciudad. Esto llevó a Sergio Trujillo a plantear que Colombia se caracterizaba por tener el mejor conjunto de
arquitectura de Latinoamericana, pero también, por tener las más feas y
caóticas ciudades. No obstante, a
fines del siglo XX y principios del XXI, se logró hacer un cambio de actitud en
el que se redescubrieron conceptos clave para la arquitectura, como “lo
urbano”. El redescubrimiento y consciencia de lo urbano desde la arquitectura,
permitió un trabajo integrado con la política y la configuración de espacios
públicos. Para ello fue necesario entender que la política, el ordenamiento
territorial y la planeación urbana carecían de arquitectura y que a su vez, los
responsables de la arquitectura, no tenían una visión de la política, de la
cultura ciudadana ni de la importancia del espacio público como constructor de
ciudadanía. Para lograr la transformación de Medellín, durante su gobierno,
Fajardo se propuso hacer partícipe al Estado en el mejoramiento de los sectores
más pobres y violentos mediante la implementación de programas sociales y
culturales y de proyectos urbanos integrales acompañados de buena arquitectura
que, en su gran mayoría, fue convocada a través de concursos públicos lo que
permitió abrir espacio a los arquitectos más jóvenes de Colombia.
Las políticas colombianas efectivamente jugaron un
rol relevante en el fomento de una mejor arquitectura y más accesible a todos,
pues se comprendió la arquitectura y la estética como factores cruciales en la
transformación, no sólo física sino también sociocultural. Y por su parte, la
arquitectura logró materializar este cambio social y político a través de
intervenciones físicas. De acuerdo a palabras de
Giancarlo Mazzanti, uno de los arquitectos
partícipes de esta transformación, “la arquitectura logró representar una
novedosa forma de hacer ciudad y política, una nueva generación de arquitectos
de cara al mundo preocupados por desarrollar discursos y arquitecturas más
acordes con el momento histórico en que vivimos.”
Te invitamos a revisar las formas en las que se
están construyendo nuestras ciudades hoy y a cuestionarnos si la buena
arquitectura -que vemos a diario publicada en medios especializados, incluyendo
este- está logrando aportar efectivamente a su mejoramiento. Puedes ser parte
de este debate manifestando tus puntos de vista y compartiendo con nosotros
aquellas obras que piensas que están apuntando en esta dirección.
Si quieres ahondar más sobre este tema, te
recomendamos leer la entrevista a John Octavio Ortiz, Arquitecto y Director de Diseño de la Gerencia de
Proyectos Urbanos del EDU, Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín, que ha
tenido un rol clave en la construcción de ciudad desde el sector público, y que
será uno de los arquitectos invitados a la ceremonia de premiación de la.
Cita: Mora, Pola. "¿Basta con buena
arquitectura para construir mejores ciudades? El caso de Medellín." 05 Nov
2013. Plataforma Arquitectura. Accesado el 06 Nov 2013. <http://www.plataformaarquitectura.cl/?p=306627>
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